29 octubre 2008

Con o sin ruido

La caída de un árbol en el medio del bosque, ¿hace ruido aunque no haya nadie en el momento que ocurre?
El dice que sí, y yo que no.
Por eso, muy probablemente a él le da lo mismo.
Por eso, seguramente- a mí no.
No me quiero pasar de cursi, porque este blog, siempre quiso evitar dejar la pantalla pegajosa, pero ayer tuve un día extraño, y... bueno, en realidad tuve seis meses extraños.
Tuve al hombre ideal en los brazos, y aunque mirándolo de cerca no era tan ideal ni mucho menos, la caída del estereotipo desde semejante altura, les puedo asegurar que se escucho.
Por supuesto, el hombre ideal no estaba para ver esa caída, los tipos ideales se van con el amanecer, según parece.
Es un aprendizaje del que no reniego, eso desde ya.
Me metí en eso sabiendo cuales eran sus condiciones y las mías, teniendo sumamente claro que no lo iba a convencer (supongo que es lo que pasa con los hombres cuando crecen, toman sus propias decisiones).
En un rincón, abajo de la alfombra escondí de mi misma el hecho de que aunque todo estuviera tan claro y planteado como tan volátil, yo lo iba a querer igual, porque la realidad es que hace mucho lo quería, prácticamente desde el día que lo conocí.
A la pasada, dejé inconsciente de un escobazo a mi instinto, que desde el minuto cero me gritaba que me aleje de él.
Y así fue, yo lo quise, y el también, solo que no de la misma manera. Al final, no me quedó otra alternativa que decirle la verdad y le dolió un poco, por lo menos eso. Nada me arregla de querer un tipo que no me quiere igual, pero saber que me quiere en algún recóndito nivel, me da cierto alivio, y por ahora, creo, es todo lo que puedo pedir.

28 octubre 2008

Friendly technology

La tecnología puede ser amistosa, y hacer cosas que parezcan accidentales para darte una manito.
Por ejemplo, cuando yo tenía que estudiar como loca para rendir mis finales, todas mis series llegaron al final de temporada, y estuve un mes y medio sin Internet.
gracias a eso, me concentré en estudiar y aprobé todo lo que rendí.
Hoy, estaba a punto de mandar uno de esos mail que sé, positivamente que no debía mandar.
Y mi notebook, que me aprecia y que viene viendo la cadena de mails que van y vienen con ese contacto particular, decidió que no conectaba, como para desanimarme.
Cualquiera que además estuviera leyéndose los apuntes de Sincronicidad, hubiera interpretado la indirecta y se hubiera retirado en el momento.
Pero yo soy yo... escribí el mail off line, y cuando se distrajo la notebook, zaz!, lo mandé.

Ya voy a tener tiempo para arrepentirme.

21 octubre 2008

Memory stick


Tengo los pies fríos ocho noches por semana y no puedo dormir.

Y el me dejaba escabullir mi par de barras de hielo entre sus estufitas.

Quién o hubiera dicho, que una noche al lado de sus pies siempre tibios, iba a hacer que mi vida parezca la noche de las falanges frías...

Maldita sea yo y mi memoria asociativa.


Y juro que esto no tiene nada que ver con que te extrañe, no,no, no.

15 octubre 2008

Pau 2.0

Introducción
Maybe, I just have to stop my life to pick up the pieces that you been leaving in the path.
But I still think, that in the end, I'll put together al of the parts of our never dying love, those that have yet survived to all of OUR moments.

Nudo
There's no US anymore.
There's no never ending love.
There's no time for you to lie.
There's no magic powders to fix it in me.

Desenlace
El Caballero, el Licenciado y más tarde el Cuco, son muchas caras de lo mismo, que flotan como un fantasma sobre mí.
Ser Caballero, es parte de la educación. Ser licenciado no es más que un papel con tinta en el tablero que se juega esta partida, y ser el Cuco, bueno, eventualmente, una se hace mayor, prende la luz, y el cuco no es ni más mi menos que un simple tipo que esta tan jodido como todos los demás, solo que por algún motivo, nos resulta más misterioso.
Me tengo que alejar porque el ya está lejos. En algún sentido, supongo que nunca estuvo realmente.
Sería tan fácil si pudiera tan simplemente odiarlo. Pero no puedo, ¿porque lo voy a odiar? Es solamente un tipo que no tiene interés, y que está trazando su camino en el mundo, y que está confundido, y tiene esperanzas, fobias, obsesiones. A veces, parece una versión masculina de mí, pobre! Entonces, si lo siento así (y más alá de cualquier verdad posible), si odiarlo a él es odiarme mi misma, es una proyección que descubrí casi a tiempo, y que voy a frenar ya mismo, YA MISMO Sigmund, ¿me escucho?

No sé si sirva de mucho, aclarar que las primeras partes están en inglés (posiblemente con errores gramaticales que agradeceré que me indiquen), porque cuando escribo queriendo NO entender lo que me digo, lo hago en ese idioma. Pero el cierre, el cierre lo necesito fuerte y claro, como un grito de libertad en medio del silencio...

03 octubre 2008

Introducción (Mi NO ex, capítulo 2)

Esa misma noche me junté con mis amigas y las convencí de ir a bailar donde sabía que iba a estar él.
Llegamos tarde a propósito, y lo casi inmediatamente. Decidí que la mejor estrategia era hacerle creer que era casualidad que nos encontráramos (pasaron más de 5 años y sigue creyendo eso), así que mi grupo y yo nos quedamos suficientemente lejos para ser dos grupos, y suficientemente cerca para ver lo que hacía. Mi ex también estaba ahí, debo admitir, que eso me dió un poco de miedo, pero no me importaba.
Llegado un punto, mi ex se había quedado hablando con chicas un poco más lejos, así que era el momento preciso para atacar. Terminé lo que estaba tomando de un golpe, esperando que el alcohol me ayudara un poco. Me acerqué al grupo y bailé un poco con L. (pobre L, siempre el middle man)
En cierto punto noté que el trago ya había llegado a mi cabeza y me acerqué a él, lo saqué a bailar, y lo alejé un poco del rebaño, quedamos cerca de una columna gigante que nos separaba de mi ex y su campo visual.
Me puse a espaldas suyas y enganche mis pulgares en las presillas de su jean, bailábamos, yo lo llevaba literalmente de los pantalones, acerqué mi cuerpo un poco más, hasta que mi pecho quedo presionando contra su espalda. Hizo un además para girar hacia mi y no lo dejé, en lugar de eso, me acerqué a su oído y solté un pequeño gemidito que bien podría haber sido un suspiro, lo besé al costado de la mandíbula y desenganche mis pulgares, cuando giró, lo agarré de una mano y empecé a dar vueltas como si fuera parte del baile, debo admitir que disfrute mucho esa parte.
Cuando que se había aflojado lo suficiente bailando salsa, volví a la carga con el tema que habíamos abandonado. Extrañamente, esta vez no huyo, tal vez el también había terminado su trago de golpe. Aunque era pleno julio, adentro de ese lugar hacía calor, yo tenía en la mano el vaso de trago, con un hielo mediano adentro. Le pregunté si tenía calor y dijo que sí. Le pregunté si quería el hielo. Si otra vez. En una actitud que intentaba ser sexy y probablemente pareciera más bien ridícula, saque con dos dedos el hielo del vaso, tire el vaso al piso y mirándolo a los ojos puse el hielo entre mis labios y me acerqué. Supongo que él también se acercó un poco, no sé. Estaba borracha, y demasiado eufórica como para recordarlo. Nos besamos largos minutos, y el beso me gustó, creo que estoy en condiciones de afirmar que a él también le gustó, pero no vamos a entrar en detalles.
En algún punto, sentí la necesidad de abrazarlo y lo hice. Fue como si una ráfaga de viento polar hubiera pasado entre nosotros, de un segundo al otro. El me abrazó pero sin desearlo. ahí parada, todavía eufórica por el beso, me sentí una cosa entre sus brazos, era obvio que algo había pasado, en el momento no me dí cuenta, pero fue el abrazo, lo que conlleva el abrazo, todas las proyecciones que pasaban por mi cabecita a toda velocidad, pero bueno, eso lo veo ahora. Allá y entonces, creí que era la presencia de mi ex (porque en eso tenía razón, si el otro nos veía, sin lugar a dudas le iba a dar una paliza). Lo agarré de la mano y lo llevé hasta un balcón. Nos quedamos ahí, yo de espaldas a él, , sin soltarnos las manos que ahora reposaban a un costado de mi cintura.
Parada en ese balcón, mirando hacia la calle y con el tipo que me había gustado durante tanto tiempo tuve ganas de llorar y no supe porque, supongo que una parte de mí había leído todas las señales que yo no quería ver y ya sabía que esto era lo mejor que podía obtener de él (es esa percepción de las sutilezas que algunos llaman intuición, puro body lenguaje)
Todavía no era una estudiante de psicología en ese entonces, pero la maldita costumbre de querer arreglar lo que esta roto la tengo hace quien sabe cuanto; y yo suponía, que si él no podía recibir la oleada de sentimientos que yo tenía por él, entonces algo tenía que estar roto ahí. Como hija única, no estoy acostumbrada al no porque no, lo cual resulta, como mínimo, poco práctico.

01 octubre 2008

Introducción (Mi NO ex capítulo 1)

Mi historia con el innombrable, el fantasma o A, formalmente empieza y termina informalmente en el interior de un auto gris, pero con varios meses de diferencia.
El principio, como suele suceder es la mejor parte. Era un día medio lluvioso, y aunque hacía frío fuimos a tomar un helado. Recuerdo que pedimos los helados y fuimos a comerlos adentro del auto. el prendió la calefacción, y los vidrios comenzaron a empañarse como en la emblemática escena de Titanic.
Adentro del auto, él, yo, los helados, el vapor y la conversación que no hacía más que rodear al elefante rosa que nos subió a ambos en ese coche en primer lugar. Si tuviera que elegir un título, supongo que sería: "Yo, a veces Vos, muy de vez en cuando, Nosotros". No sé como fue que saqué el tema, primero indirectamente. Hablar con él de nosotros, es como cuando uno lleva un bebé a la pileta por primera vez. Primero hay que mostrarle como juega uno con el agua y está bueno, despues se lo acerca y se meten los piecitos, y así sucesiva (lenta, lentísimamente) hasta que está del todo en el agua, y es el momento de la verdad, lo ama o lo odia. En mi historia con el, que venía insinuándose por detrás de una carrera de obstáculos hacía ya varios años, fueron muchas las veces que lo metí en el agua hasta la cintura, pero él, simpre huidizo, lo dejaba para otro momento: para cuando estemos solos, para cuando X no te quiera más, para cuando no ande mi vieja dando vueltas... en fin, nunca para ahora.
Esta tarde, había decidido que le guste o no, iba a enseñarle a respirar bajo el agua.
Terminamos el helado y la conversación seguía. Si bien por momentos el se desviaba, supongo que la confinación espacial me ayudo a mantenerlo en tema. Arrancó el auto, y fuimos hasta mi casa. Estacionó en la puerta y seguiamos en nada. Que me quiere, que le gusto, pero que no. Que mi ex me quiere más, y el le tiene miedo. Yo le creo porque no me queda otra, y cuando siento que me está venciendo decido bajar del auto y seguir en otro momento. Le preguntó con cautela si sale con x amigos, y confirma. Ya sé dónde va a estar. Le doy un beso que aunque geográficamente está equivocado, deja muy claro lo que quiere, el me mira y sé que lo sabe, el sonríe y me acaricia la cara. Respiro por última vez cerca de su cuello y me alejo juguetona.