01 octubre 2008

Introducción (Mi NO ex capítulo 1)

Mi historia con el innombrable, el fantasma o A, formalmente empieza y termina informalmente en el interior de un auto gris, pero con varios meses de diferencia.
El principio, como suele suceder es la mejor parte. Era un día medio lluvioso, y aunque hacía frío fuimos a tomar un helado. Recuerdo que pedimos los helados y fuimos a comerlos adentro del auto. el prendió la calefacción, y los vidrios comenzaron a empañarse como en la emblemática escena de Titanic.
Adentro del auto, él, yo, los helados, el vapor y la conversación que no hacía más que rodear al elefante rosa que nos subió a ambos en ese coche en primer lugar. Si tuviera que elegir un título, supongo que sería: "Yo, a veces Vos, muy de vez en cuando, Nosotros". No sé como fue que saqué el tema, primero indirectamente. Hablar con él de nosotros, es como cuando uno lleva un bebé a la pileta por primera vez. Primero hay que mostrarle como juega uno con el agua y está bueno, despues se lo acerca y se meten los piecitos, y así sucesiva (lenta, lentísimamente) hasta que está del todo en el agua, y es el momento de la verdad, lo ama o lo odia. En mi historia con el, que venía insinuándose por detrás de una carrera de obstáculos hacía ya varios años, fueron muchas las veces que lo metí en el agua hasta la cintura, pero él, simpre huidizo, lo dejaba para otro momento: para cuando estemos solos, para cuando X no te quiera más, para cuando no ande mi vieja dando vueltas... en fin, nunca para ahora.
Esta tarde, había decidido que le guste o no, iba a enseñarle a respirar bajo el agua.
Terminamos el helado y la conversación seguía. Si bien por momentos el se desviaba, supongo que la confinación espacial me ayudo a mantenerlo en tema. Arrancó el auto, y fuimos hasta mi casa. Estacionó en la puerta y seguiamos en nada. Que me quiere, que le gusto, pero que no. Que mi ex me quiere más, y el le tiene miedo. Yo le creo porque no me queda otra, y cuando siento que me está venciendo decido bajar del auto y seguir en otro momento. Le preguntó con cautela si sale con x amigos, y confirma. Ya sé dónde va a estar. Le doy un beso que aunque geográficamente está equivocado, deja muy claro lo que quiere, el me mira y sé que lo sabe, el sonríe y me acaricia la cara. Respiro por última vez cerca de su cuello y me alejo juguetona.

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