Una presencia tibia al lado de mi cuerpo.
Unos pies que mantienen los míos tibios.
Mi mano derecha, sobre su pecho, sigue rigurosamente el ritmo de sus latidos, algunos dicen que es el mejor remedio contra el insomnio.
Mi perfil izquierdo, reposa suave y relajadamente sobre su hombro, que está a su vez apoyado en la almohada.
En este momento, estoy tan increíblemente en contacto conmigo y con mi piel, que podría describir con presición lo que siento en cada milímetro de ella.
Mi mente, por fin, está dormida. Hace mucho estaba acunándola sin lograr nada. Me parece un milagro estar libre de mi vorágine de preguntas y respuestas, o preguntas sin respuesta o comentarios y notas al pie.
Mi vida es, por lo general, predominantemente mental. Todo el tiempo, en cada suceso de la vida, tengo que hacer un esfuerzo supremo para contactar mis sensaciones, mi emoción y mis otros sentidos. Todo el tiempo menos ahora, mientras mis oídos escuchan atentamente su respirar, que por momentos no es tan suave, y mi piel percibe la tibieza y suavidad de la suya. Mis ojos, ya acostumbrados a la media luz, empiezan a descubrir los detalles de sus rasgos, las pestañas, las piel un poco manchada, la barba a medio crecer. En el aire todavía flota su aroma junto con el mío, entrelazados ambos como nuestras piernas en este momento que el reposa y mi mente también. El gusto se encuentra aún algo dormido, y pide ayuda al tacto para definirse. Entre ambos descubren los restos del café que pasó hace varias horas,y el sabor, aunque sigue poco delineado, empieza a unirse con los aromas del aire para ir convirtiéndose lentamente en el sabor de su piel, con los restos de su día, con sus historias de vida. Con lo que me relató, lo que tiene ganas decirme y aquellos secretos que conservará para siempre, y que lo hacen quien es, y por eso me gusta.
16 septiembre 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=__gl5UC_21I
A veces te pasás de cínico, sabés?.
Dejame che, una vez por milenio que me libero de mi misma,dejame.
Mirá que sino te la echo a Bobby.
Publicar un comentario