La ley (2)

Hace algunos años, salí un día con mi hermana (tres años y medio menor) y sus amigos a festejar un par de cumpleaños por las calles y avenidas de Flores city.

Como no había un rumbo muy definido, la noche arrancó con todos nosotros en un kiosco tomando cerveza, caba aclarar que la única mayor de 18 era yo (20 y medio, creo) Cuando íbamos por la quinta cerveza, me terminé de convencer que no íbamos a entrar a ningún boliche, que era la idea con la que me habían tentado en un principio.

Obviamente, porque yo tengo menos aguante que Nazarena Vélez (según ella, pisa un corcho y ya está borracha), ya estaba ebria, sosteniéndome del menor de edad con el que me besuqueaba esa semana, cuando valla uno a saber de dónde, aparece un azulito, o sea, un señor policía.
Mi muchacho me abrazó para evitar que se notara el tambaleo, y por suerte (o no, depende la ocasión), la capacidad de hablar correctamente, no la pierdo jamás, con lo cual, cuando el oficial preguntó si teníamos documentos, yo respondí muy seria: "¿cómo no, oficial?" y enseguida le entregué los míos, ya que era la única que tenía (mi mamá siempre dice que los lleve cuando salgo así ella no tiene que reconocer ningún cadáver). Aparentemente, además de ser la única documentada, era la única con pinta de menor, con lo cual la pedida de documentos concluyó conmigo. A lo cuál el azulino continuó: "¿Tienen algo que los comprometa?"
Mi hermana, sabiendo de mis ataques de risa me pateó para evitar que empezara a las carcajadas, y rápidamente respondió, nooo... como que? Por suerte el policía se fue.

Con lo cual ahora, cada vez que andamos en algo "raro", jodemos con el: "Tenés algo que te comprometa?"

Es lo que hay!