¿Qué te puedo decir?

Fin de semana largo. Fantástico, me dije.
Aprovecho para mimar más a mi sobrina, salir, conocer los deptos nuevos de mis primas, cocinar (tenía muchas ganas de cocinar), ver gente que hace mucho no veo, ponerme al día con la facu, etc.
Parole, parole, parole, como dicen los Pimpinela. Puro bla bla. Vos sos pura espuma, me suele decir un amigo, que por otro lado desde fines de enero dice que "cuando tenga franco paso"... y sigo esperando (minga que te cocino cuando te dignes a aparecer!)
Miércoles: Convencimos a mi hermana de que dejara la Pimpi (diminutivo de "Pimposhhho hermoso de la tía"). Cuestión que la pequeña había dormido poco y se puso furiosa y lloró a todo pulmón incansablemente durante poco más de 40 minutos. Y cuando una no está acostumbrada piensa que no puede ser que semejante llanto sea por capricho y cree que le pasa algo (terrible, claro) y llora con la criatura, mientras sale a la calle cantando: "Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a llamar a otro elefante"; debo decir que para el elefante N° 14, ya empieza a sonar como el tuges... y llegué a los 39 elefantes.
Decidí hacerme una comida, con todas las letras (Ja!) y las milanesas con papas frita me patearon el hígado.
Jueves: decido tomar la revancha con comida sana, y me mando un pecetto al horno con especias y tubérculos varios que me salió perfecto (modestia aparte), así que subida al caballo de la cocina, hice un bizcochuelo de vainilla con pedacitos de semiamargo ( que es el único chocolate respetable, como sabrán), que milagrosamente (no se me da bien la cocina dulce) salió esponjoso y parejito. Clap clap, clap para mí misma.
Viernes: Despedida del la prima que se va a México, con degustación de tequila all inclussive, seguida por recorrida a los nuevos departamentos de las primas (uno de los cuales lleva casi dos meses de "nuevo") Todo bien. Amasado comunitario de pizzas, y cena con jugo de naranja, amigos y mucha, pero mucha risa.
Sábado: arribo al hogar tipo 10 am. Madre a las corridas preparando almuerzo para visitas de córdoba. Soltera huye sabiamente y vuelve a la hora de poner la mesa. Almuerzo con hermana postiza, sobrina, hermana, cuñado y tía abuela y sumamente exitoso (leasé, los platos los lavó mi hermana)
Domingo: madre de paseo, soltera disfrutando el silencio del hogar. Almorzando en la cama me volqué la Coca- cola encima. Sábanas, frazada, ropa de cama: todo al lavarropas. Dar vuelta el colchón para que la gravedad evite los efectos devastadores de la gaseosa derramada, me costó un Perú. Tenía frío, no sé dónde guardé las otras frazadas para cama doble. Me encuentro con mi acolchado de plumas, ese que me armaron mis dos abuelas en su único trabajo en equipo de la historia. Descubrimiento: soy alérgica a las plumas. Tuve que exiliarme de mi propia pieza para poder seguir respirando. A la noche me puse a ver "La momia II" y me dormí mucho antes del final, o sea, tempranísimo! (Estaré envejeciendo?)

Lunes: Otra vez a la oficina. ¿Es justo que sea tan difícil levantarse los lunes?
Si hoy no fuera lunes, estaría haciendo esto: