17 enero 2009

Brain picking

Cuando iba a cruzar la calle, contenta porque era viernes, llendo al trabajo nuevo que todavía me gusta, lo ví, a unos veinte metro, parado tan políticamente correcto sobre la senda peatonal como todo un ciudadano modelo.
Y hace un tiempo que venía fantaseando con eso, con el momento de volver a verlo, después de no haberlo visto por lo que pareció una cadena de infinitos momentos.
Y yo creía que iba a sonreír ampliamente, indiscimulablemente, adolescentemente, soltando una breve risita; y que mi cara iba a tomar una tonalidad rojo semáforo, y que iba a tratar de esconderlo, inútilmente, claro, porque la cara de mujer enamorada es tan fácil de esconder como una ballena franca austral en un bidet matic.
Pero lo miré, y fue uno de esos momentos que una siente que el mundo se congela, y unos segundos después te das cuenta que no estás respirando, y tenés el ritmo cardíaco fuera de control, y una sensación en todo el cuerpo tan reconocible como indescriptible.
Y de repente, volví a respirar con normalidad, y mientras el corazón se iba acomodando nuevamente en la caja torácica, las comisuras de mis labios, mis cejas y mis párpados bajaron, y sentí una angustia tan agobiante, que me costó un buen esfuerzo sincronizar con el semáforo verde que me daba paso.
Ahora, lo que no termino de entender, es si se me está pasando el enamoramiento, o estoy en una espiral descendente (y decadente) de patético amor imaginario.


Disculpen lo maleducada. El video es Jason MrAZ, "Beautiful mess" (no esperen mucha relación con nada más)

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