Ella se levantó temprano, tenía muchas de cosas para hacer.
A primera hora fue a comprarse la ropa para el viaje que haría la semana siguiente, volvió conforme con las adquisiciones.
Al mediodía almorzó en la casa de un pariente. Después cosió cortinas y almohadones.
Fue a comprar el barral para las cortinas y lo colocó ella misma, después lo contemplo orgullosa de su obra.
Limpió un poco la casa, y armó cuidadosamente la cama, colocando los almohadones recién hechos sobre ella, y finalmente se acostó en los sillones a descansar.
Por la noche, sus amigas la pasaron a buscar y salieron. Estaban charlando en un bar, y ella lo vió. Sabiendo que nunca había sido bueno para ella decidió ignorarlo. La noche transcurrió normalmente pero ella estaba alterada por haberlo visto.
La tarde siguiente el la llamó. Le pidió que ese vieran y ella dudó, el insistió hasta que finalmente aceptó.
Se vieron en una plaza que le recordaba a su niñez, a los juegos de la infancia, los amigos imaginarios.
Cuando el comenzó a hablar, sintió felicidad. Le hablaba de amor, él la amaba. Había pasado mucho tiempo meditando si merecía o no el honor de tenerla, pero creyó que lo mejor sería que lo decidiera ella.
Ella estaba sorprendida, le pidió tiempo para responder semejante propuesta. El la miró a los ojos, sonrió de costado, le beso las manos y dijo: "lo que decidas estará bien".
Esa noche no podía dormir, la pasó imaginando los detalles de una vida felíz a su lado. Los viajes exóticos que podrían hacer, los paseos que darían, la casa que tendrían, los hijos, los nietos... Por fin se durmió, extenuada y feliz.
En sus sueños repasó lo que había imaginado despierta y se reía dormida.
Poco antes de despertar, soñó lo que sucedería cuando ella muriese.
El marido sin consuelo, haciendo de hombre fuerte de día por no alarmar hijos y nietos, desarmandose de llanto y remordimientos, pensando lo que pudo haber hecho para darle una vida más feliz, repasando las pequeñas disputas hogareñas, culpándose a sí mismo por la muerte de la esposa, que había sido en verdad pacífica, Preguntándose a sí mismo si podría vivir sin ella.
Se despertó sobresaltada, la costaba respirar, tenía un nudo gigante en la garganta, y una sensación de angustia que no podía dominar.
A la mañana temprano fue a verlo. Al ver su cara el imaginó la respuesta, pero la dejó hablar.
Ella le dijo sólo estas pocas palabras: "No puedo hacerte eso porque te quiero"
16 febrero 2006
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16 comentarios:
yo creia que era pesimista, pero siempre hay alguien peor que uno
Gracias por acordarse de mi jajajaajaja, y de paso estoy muy lejos de ser gay.....
ufa che, estaria un final mas de pelicula de Hollywood.......igual para el amor el por enemigo fatal, es el miedo
Gaya: usté no habrá pensado que esto era "elija su propia aventura"?
Xi.k: en la vida los finales suelen no ser felices.
Guza: Siempre!. Tiene usté razón.
Dino: Para servirle.
Neonativa: si tuviera un final de esos, denúncienme porque me lo robé. Nunca finales felices, ni de chica. El miedo siempre está, pero esto ya es un extremo.
¿por qué tenia tanto miedo?. ¿Hay algo que no contaste en la historia?. Contalo, dale.
Cyntia: Muchas gracias, juro que en mi cabeza, la historia era mejor.
k-pon: siempre hay algo por detrás del miedo, pero si se lo digo me ponen la camisa de fuerza, juazzzz.
Gaya: me parece bien, yo estaba por cambiarlo a P@u anda soltera o algo así... se aceptan sugerencias.
Ogost: Había que pedir permiso? Voy al horno!! (usté me defiende?)
Pero sí hombre, será un honor, además yo hace rato ya que lo linkee... no se vió?
me encanto!!! te felicito! :)
es lindo que la gente se quiera
Drama: gracias!!!
Gaya: y, me pa que sí... pero el mail lo puedo agregar no?
Leandro: Debe ser... nu sé.
Ogost: la intención es lo que cuenta. ¡Gracias!
coser cortinas? me muero
cortinas raídas???
Es una buena excusa.
pruebe entonces
Ay, qué difícil.
Cada uno tiene sus miedos y no es fácil juzgar los miedos de los otros.
Muy bueno, me encantó.
Me gusta cuando una historia, sin sorprender, es siempre novedosa. La tuya es así.
Saludos.
Anita: Si, vió cómo no se me había ocurrido antes?
Leandro: ¿le parece?
Pat: gracias, usted me comprende!
Protheus: gracias, era la idea, aunque no me gustó mucho el producto final.
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