06 enero 2006

Carta

Recuerdo cada día que pasamos juntos. No significa que todos mis recuerdos a tu lado sean felices, ya que no fuiste el compañero que más me cuidó, sino el que más experimentó conmigo y alimentó de esa manera los propios conocimientos y los misterios compartidos, además de ser una de las personas con las que más aprendí sobre la verdadera amistad, la que empieza en la más tierna infancia y no termina nunca, por más que toda una vida nos pase por encima una y otra vez.
Hiciste de mis tardes, leche con chocolate y galletitas pegadas en la cara, las manos y la ropa. Con la cara muy sucia, y las manos pegoteadas de quién sabe qué cosas, te convertiste fácilmente en mi primer amigo, que es bastante (por lo menos para mí). Y unos años más tarde, las manos más pegoteadas que nunca, y la misma cara cada vez más sucia, húmeda y salada por las lágrimas de la bronca que me daba tu no querer compartir los juguetes de varón conmigo, porque no me dejaste interferir en las olimpíadas de autitos de carreras y de ATARI, y más que todo, porque si me lo hubieras permitido, de todos modos no me interesaba, sino que era sólo una excusa más para quedarme con vos. Aunque me aburriera fatalmente y me olvidara la poesía que tenía que saber de memoria para el acto del 12 de octubre de la escuela, en el que hice un papelón porque no sabía que decir y dije: "es que no me acuerdo"; y claro, si había pasado la tarde jugando con vos. Aunque la tarde resultara en insultos inventados, de los que ahora podemos reírnos, construyendo un poquito de historia, porque simplemente no quería volver al infierno que era para mí estar sola en mi casa.
Llenaste mi vida de miedos absurdos al primer día de clases (que resultó ser nada menos que el mejor de todos, ya que lo único que hice fue jugar con gente nueva). Desmentiste todas las hermosas mentiras que había creído por mi propia voluntad, sobre Papá Noel, la navidad, los Reyes Magos, el Ratón Pérez, y demas fantasías que hacen que uno esté un poco menos triste a esa edad.
Llenaste mi cielo de estrellas fugaces imaginarias sólo para poder pedir un deseo, y mis modales y conducta de características poco femeninas (que aún conservo), que me ayudaron bastante a defenderme de los pequeños depredadores que eran mis compañeros de escuela, pero me complicaron bastante la tarea de buscar novio y hacer amigas mujeres.
Pero... te alejaste, primero un poco, y sin explicaciones que tampoco yo te pedí; no me importó tanto, porque sabía que de todas maneras ibas a estar ahí cuando decidiera salir de mi callado enojo para decirte que te necesitaba y te extrañaba, por sentirme injustamente abandonada (al fin y al cabo, tampoco estabas tan lejos, sólo te habías mudado).
Más tarde volaste, te fuiste muy lejos y pasaste por encima del país que no conozco, mi propio país, y de los mares llenos de leyendas y fantasías alimentadas por los cuentos de hadas.
Y ahí si. Me dejaste sola y definitivamente sin un porque y sin un adiós, ni un beso de despedida. Sin siquiera una promesa de volver algún día, aunque fuera muy lejano, aunque fuera mentira. Sin un hasta luego, y con la infancia convertida en un abismo, de aquel oasis que me habías prometido que podía tener si tan sólo lo soñaba por tres noches.
Y con las fantasías del primer beso, del primer amor, del trabaja... de la VIDA... que hubiera querido vivir cerca tuyo, o por lo menos desilusionarme y saber que estabas ahí para ir corriendo a llorar a tu casa, a tus hombros. Tal vez no lo hubiera hecho; pero, ¡Cómo me hubiera gustado saber que podía hacerlo!

2 comentarios:

CHILEAN BODY dijo...

Amiga soltera, gracias por postearme, significa que alguien leyo lo que escribí y se dió el tiempo de incluir unas palabras de ello. Ahora mismo estaba escuchando a Manu Chao y revisando el blog y... sorpresa habia post nuevos, curioso pinche el link y lei, luego entré en tu blog y leí tu carta y sabes, me parecio muy sincera, abierta y llena de sentimiento, Lamentablemente y lo mas probable es que el verdadero destinatario nunca lea tus palabras, pero siempre hay alguien que pasó por lo mismo y su amigo del alma se fue sin dejar rastros, como yo con mi amiga Veronica a la que vi cuando volvio de Canada con su marido y luego por no se qué cosa perdí el contacto y yo me vine a este desierto y nunca más supe de ella, pero bueno... esa es una historia larga
Un abrazo desde el norte Chile.

Cesar

DINOBAT dijo...

A quien no le ha pasado...mientras vivamos esperando respuestas no viviremos en paz, es un equilibrio, que no entendemos, disfruta, mira hacia arriba, pega tu nariz en los cristales, busca, que seguro encuentras....me gustó tu blog, te leo, beso,


JD
msn: n76pf@hotmail.com