29 diciembre 2005

Recuentos de año -mío-

Se viene el año nuevo y estoy de buen humor, ¿qué puedo hacer?
Hace varios años que para estas fechas busco excusas para deprimirme, y algunas veces, la verdad han sido bastante ridículas. Pero no este año, no señor.
En el 2004 por fin rendí la maldita matemática de 2° año, que me mantenía inexorablemente unida a mi secundario y a los recuerdos que venian con él. Una de las primeras consecuencias de esto se dió inmediatamente. Se rompió la racha de tantos años anteriores, por primera vez desde tercer año, ese edificio ya no me dió miedo, así que cuando tuve que volver para ver a mi hermana recibir su diploma de "Bachiller en Comunicación Social", el mismo que yo había recibido unos años antes, en vez de tener tremendas ganas de irme, sentí placidez. Por única vez, me gustó estar ahí, me sentí "como en casa" y mis tantas memorias de los días de clase, pudieron por fin convertirse en recuerdos cuasi felices (no hay que olvidarse lo difícil que es ser adolescente), y quedaron listos para ser archivados.
Ahora bien; terminar el secundario era bueno, pero sólo un paso de lo que se me venía y tan hábilmente había estado evitando: la facultad. Aunque siempre supe que quería ser universitaria, cuando me enfrenté a la realidad, resultó que "la facu" era algo muy vago, y el hecho de que me interesen la mayoría de las carreras relativas a sociales no fue de gran ayuda. Finalmente, fui descartando por nivel de interés en el campo laboral, -la mayoría tenía por destino la docencia-, que claramente no es lo mío. En julio ya había sólo dos candidatas: Psicología y Letras. Por mucho que brillara letras, ví demasiado lejana la idea de vivir de lo que escribiera, así que me mandé a psicología, pero con la firme intención de hacer aunque sea un taller literario... bien debo decir, que mis firmes intenciones se pusieron flojitas la segunda semana de clase, cuando terminé de comprar todo el material de cuatrimestre. Para una persona que jamás estudió, el golpe fue duro, así que a los que les costaba estudiar, me imagino que les habrá agarrado un ataque de caspa.
Ya pasó un año y tengo que admitirlo, a pesar de los baches creados por la gente de CBC, me sigue gustando; lo cual es casi un milagro si contabilizamos las rabietas que protagonicé a lo largo del año.
Hice algunos amigos nuevos y demostré públicamente que soy más sociable de lo que puedo manejar. Con respecto a los viejos amigos, me tomé el trabajo de redefinir mi relaciones y creo que los resutados fueron positivos para mí. Como nos pasa a muchos, tenía gente guardada en el placard hacía años, así que dividí en grupos, retomé el contacto con unos, y no pasé el teléfono de los otros en mi nueva agenda. Trato de mantenerme un poco más en contacto con la familia, y hacerles saber lo importantes que son para mí.
Cuando terminé de pasar la agenda (cumpleaños incluídos), me dí cuenta que me quedaba la tarea más compleja: redefinirme a mí misma. Después de un rato creo que llegué a un resultado bastante razonable.
Soy una mujer en una familia algo disfuncional, en un país completamente disfuncional, en un mundo al borde del caos minuto a minuto. Trabajo, estudio, y de vez en cuando, tengo vida social. La meta a obtener, sería un compañero para esta vida recién armada. Ya estoy lista. De ahí el nombre de este blog.

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